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Así ayudan los clubes y colectivos de música electrónica de Ucrania en la guerra

Las pistas de baile están cerradas en todo el país, y las comunidades de clubes se han transformado en redes de voluntarios para ayudar en la lucha por la defensa de Ucrania

  • Texto original de Alice Austin traducido por Helena Bricio
  • 13 July 2022

Sobre las 5 de la mañana del 24 de febrero de 2022, la población de Ucrania se despertó con el sonido de las sirenas. Sólo podía significar una cosa. Rusia había invadido. En pocos minutos, el mundo se transformó. Gente que horas antes había sido dentista, promotor o gerente de una tienda tomó las armas para defender su país. Se impuso la ley marcial, obligando a las familias a separarse y a los hombres a quedarse fuera. Desde Sloviansk hasta Odessa y Lviv, los ucranianos entraron en una nueva realidad y dejaron atrás la anterior.

Las comunidades musicales clandestinas de Ucrania no son una excepción. Cuando se impuso la ley marcial, los DJs, productores, ingenieros de sonido y promotores del país se ofrecieron como voluntarios para servir a la primera línea o movilizaron a sus comunidades para formar redes de voluntariado, usando sus locales vacíos para apoyar en la defensa de Ucrania. En la actualidad, la mayoría de los clubes y colectivos de Ucrania se han reconvertido en redes de servicios voluntarios, logísticos, militares y de abastecimiento, y están utilizando sus habilidades, conocimientos, contactos y equipamiento de forma creativa.

COLLIDER CLUB

El Collider Club, en las afueras de Kiev, es un espacio para eventos diseñado para fomentar y hacer crecer la escena artística underground de Ucrania. El colectivo organiza conferencias y talleres para diseñadores de sonido, DJs, productores y su amplia comunidad, con el objetivo de crear un concepto cultural único para Ucrania y sus valores. "Desde el colapso de la Unión Soviética, los ucranianos se han sentido como si fueran unos segundones o no fueran lo suficientemente buenos", dice Anatolli Borysenko, cofundador de Collider. "Sin embargo, hemos ayudado a la comunidad a darse cuenta de su potencial y a reforzar su confianza".

Anatolli se pasea por el club mientras conversa, mostrando con orgullo la amplia zona exterior con vistas a la península de Rybalskyi. Dentro, la pista de baile está repleta de cajas de material médico. Antes del 24 de febrero, Collider invitaba a artistas experimentales, de house y de techno a tocar en esta sala, pero desde la invasión han tenido que readaptarse. Su sistema de sonido Funktion-One está ahora colocado frente a las puertas, y cuando el equipo recibe información de que se acercan fuerzas enemigas, reproduce el sonido de los disparos de artillería a 106 dB para disuadirlas. Las luces están instaladas en el exterior, y por la noche los focos y los láseres se disparan hacia el cielo para confundir a los drones o a los helicópteros que sobrevuelan la zona.

A día de hoy, Anatolli vive en Collider junto con otros tres miembros del colectivo. Duermen en su oficina y pasan el día organizando, entregando suministros y reparando coches para enviarlos al frente en el Este. Anatolli afirma que la invasión ha transformado la mentalidad de los ucranianos. Les ha dado un sentimiento de orgullo nacional y les ha hecho sentirse apoyados por el mundo democrático. "Estamos luchando por los valores de toda la civilización", dice Anatolli. "No sólo Ucrania y Rusia, sino todo el mundo civilizado".

Puedes donar en este enlace a Ukrainian Resistance

MODULE

A la ciudad de Dnipro, en el este de Ucrania, la llaman la última fortaleza. "Todos los soldados que van al frente vienen aquí para replegarse y comunicarse", dice Volodymyr Lozhko, que gestiona las relaciones públicas de Module. "Los refugiados de la región del Dombás y los soldados heridos vienen a Dnipro para que se les proporcionen los primeros auxilios".

Además de ser un bastión ucraniano, Dnipro es también la cuna de Module, un club y colectivo de cultura y música contemporánea. "Hemos creado algo único para nuestra región y nuestro país", afirma Evgen Gordeev, DJ residente de Module. Aunque el mundo pueda ver esta guerra como un nuevo acontecimiento en Ucrania, en Module lo vemos como una continuación de la invasión rusa de 2014, que golpeó a Dnipro con especial dureza gracias a su proximidad con Crimea y la región del Dombás. Ahora bien, esta invasión actuó como catalizador de la revolución cultural en la región. "Después de 2014, muchos jóvenes empezaron a invertir en la cultura local", dice Evgen Goncharov, copropietario. "Con Module queríamos empezar algo nuevo y crear una identidad ucraniana dentro de la música y el arte".

Cuando Rusia invadió Ucrania en febrero, Module se reorganizó rápidamente en una red de voluntarios. Localizan y entregan coches en la línea del frente, consiguen equipos militares y almacenan medicina táctica. Su trabajo es personal, ya que gran parte de las personas que han llenado las pistas de baile de Module prestan ahora servicio en la defensa del territorio. " Es gracioso", dice Goncharov. "Yo era el gerente del club y ahora me encargo de la logística. Evgen era nuestro residente y ahora organiza eventos para recaudar fondos. Seguimos teniendo la misma estructura, seguimos siendo Module, sólo que con un propósito diferente".

Module cuenta con una amplia familia de más de 50 productores, promotores y DJs. Gordeev se convirtió en residente de Module después de huir de la región del Dombás en 2014, pero no es el primer artista que el equipo acogió bajo su ala. Kirilo Potras, uno de sus residentes, perdió una pierna en el conflicto de 2014, y Module recaudó dinero para comprarle una prótesis. Kirilo estaría hablando hoy si no estuviera como voluntario en el frente, entregando material a las defensas del país.

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DETALI

Antes de que Detali se formara en 2016, no había mucho que hacer en Ivano-Frankivsk. Se trata de una ciudad pequeña en el oeste de Ucrania, así que cuando Detali lanzó sus eventos de música electrónica leftfield en localizaciones que cambiaban constantemente, el concepto sacudió la ciudad. "Por eso tenemos una comunidad tan grande y solidaria", dice Roman Kapiy, residente de Detali. "Cualquiera que viva en la región ha estado en Detali al menos dos veces, aunque no le gusten las fiestas underground". Hoy Roman y Oles Zazulin, organizador de Detali y DJ conocido como Zoolini, charlan desde su oficina, que se transformó en cuartel general de voluntarios el día que Rusia invadió. Describen sus fiestas como tribales y sin pretensiones.

Al igual que Module, Roman y Oles no se sorprendieron cuando Rusia invadió. "Crecimos conociendo a Rusia como un agresor", dice Kapiy. "Y sólo se trataba de observar cómo iban a plasmar su agresión". Sin embargo, lo que les ha sorprendido es la crueldad y la inhumanidad de las fuerzas rusas. Antes de la guerra, Detali no era político y se dedicaba a alimentar la cultura clandestina. Pero ahora se pasan el día suministrando al ejército ucraniano munición táctica, ayuda humanitaria y movilizando procesos de adquisición en toda Europa.

"Todo el mundo con el que trabajamos forma parte de la escena underground", dice Kapiy. "Lo cual tiene sentido: el underground es una forma de resistencia. Nos resistimos a la cultura masiva y comercializada. Ahora seguimos resistiendo, pero el objeto de lo que defendemos ha cambiado".

Kapiy y Zazulin insisten en que no se doblegan ante la negatividad; al contrario, se sienten positivos y centrados. Y cuando todo esto termine, y puedan volver a respirar, creen que la cultura de club de Ucrania será más vibrante y magnética que nunca. "Las fiestas serán una auténtica locura", dice Kapiy.

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[Fotos: Oleksandr Halushchak]

DOBROVOZ

Vlad Fisun ha dedicado su carrera a acelerar el underground ucraniano, y apareció en las páginas de Mixmag dos veces en 2019 por imitar a Daft Punk en las calles de Kiev y grabar un set a vinilo en directo desde Chernóbil. Pero desde la invasión de Rusia en febrero, Vlad apenas ha pensado en la música. En su lugar, ha centrado toda su energía en el voluntariado de dobrovoz.org, una organización que se puso en marcha en 2014 después de que Rusia invadiera la región del Dombás. Dobrovoz.org ayuda a los médicos civiles y militares a transportar medicamentos a Ucrania desde Europa, y Vlad gestiona las comunicaciones y la logística. La organización fue fundada por Dmytro Yurinov, uno de los promotores pioneros de Ucrania, que lleva organizando fiestas desde principios de la década de 2000, invitando a artistas internacionales como Cuban Brothers y Tummy Touch a hacer su debut en Ucrania. Otros voluntarios son Maria Alferova, antigua directora artística del bar de fiestas Depstore y pilar de la vida nocturna de Kharkiv.

Cuando las fuerzas rusas invadieron Ucrania, Vlad cedió su apartamento de Kiev a los refugiados del Este y se trasladó a Lviv. Antes de la invasión, pasaba sus días recopilando música, pero ahora dedica su tiempo a organizar y dirigir la ayuda médica hacia y desde las fronteras de Ucrania. Recientemente, volvió a escuchar una mezcla que grabó tres semanas antes de la guerra y se quedó sorprendido por el tono melancólico e industrial de la misma. "Fue como una predicción", dice.

La comunidad ucraniana de la música de baile se enfrenta a una tragedia personal a gran escala. Han perdido sus medios de vida, sus negocios y muchos están sirviendo en el frente, junto con sus amigos y familiares. La comunidad sentirá el impacto de este trauma mucho después de que la invasión haya terminado, y Vlad cree que esto se reflejará en la música que salga del país durante años. Pero está orgulloso de lo que el país ha consolidado en la última década, y tiene esperanzas positivas para el futuro. "Nuestra música y nuestra cultura de club son todavía muy jóvenes", dice. "Pero lo que hemos creado se ha ganado un lugar en la escena mundial".

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GNEZDO BAR

Masha Naumova se dirige a Kiev para recoger una docena de misiles. Conversa desde el asiento del copiloto, y en un momento dado se detiene para entregar su identificación a un soldado en un puesto de control ucraniano. No le importa tener que hacerlo cada 10 kilómetros. "Me hace sentir segura", dice.

Hace unos meses, la principal ocupación de Masha era dirigir el bar Gnezdo, un local clandestino de Kiev tan bien escondido que sólo se puede encontrar si se sabe dónde buscar. Cuando los cohetes empezaron a llover sobre su ciudad natal, a Masha ni siquiera se le pasó por la cabeza la idea de marcharse. "Nunca me lo planteé", dice. "Muchos de mis amigos se quedan en Kiev o luchan en el este de Ucrania sin dudarlo. Cuando un enemigo viene a tu patria no tienes más remedio que defender".

Masha lleva décadas formando parte de la vida nocturna ucraniana. Era socia de River Port, el equipo que está detrás de Collider, y desde que abrió Gnezdo, el bar ha contribuido a dar forma al sonido del underground de Kiev alimentando el talento local. El bar cuenta con una decena de empleados fijos, que, o bien prestan servicio militar o trabajan en organizaciones de voluntariado.

Masha es voluntaria de una red autogestionada llamada Zgraya que se creó tras la invasión rusa de 2014. "Nos concentramos en el almacenamiento de alimentos, medicinas y equipo militar, y nos trasladamos a Dnipro para poder reaccionar más rápidamente y proporcionar alimentos y agua a las ciudades que no tienen acceso a las provisiones", dice Masha. Dos días antes de que habláramos, Masha ayudó a repartir agua en Mykolaiv, que llevaba 20 días sin ella. Los dos fundadores de Zgraya también son propietarios de bares, y Masha cree que no es casualidad que la comunidad de la vida nocturna se reorganizara tan rápidamente tras la invasión rusa. "Nuestros negocios han cerrado para que podamos dedicarle más tiempo, y podemos recaudar fondos gracias a los amigos que hemos hecho en todo el mundo a través de la música".

Dona a Zgraya aquí.

SHUM.RAVE

Shum.Rave no son unos desconocidos para las páginas de Mixmag. Hace poco más de un año se publicó cómo este grupo del este de Ucrania dio esperanza a una generación organizando fiestas en los edificios bombardeados que quedaron vacíos tras la invasión rusa de la región de Dombás en 2014. Así que para este grupo de jóvenes ravers, los acontecimientos del 24 de febrero fueron demasiado familiares.

La residente de Shum.rave, JmDasha, nos llama de vuelta de Polonia, donde actuó como DJ con la Plataforma TU para concienciar y recaudar fondos para la defensa de Ucrania. Dasha creció en la región del Dombás y hasta hace un mes vivía en Mariupol. La ciudad, de gran importancia estratégica, ha estado sometida a un asedio implacable desde que comenzó la invasión, y Dasha arriesgó su vida para escapar sin un corredor humanitario. "Había un 50% de posibilidades de que sobreviviera", dice. Salió en coche y condujo hasta un pequeño pueblo ocupado por los rusos. Pasó dos semanas buscando una ruta hacia Ucrania y luego condujo nueve horas (antes tardaba una hora y media) hasta el territorio ucraniano. Pasó por 17 puestos de control rusos, y en cada uno de ellos estuvo a merced de los soldados. Cuando finalmente llegó a territorio ucraniano, lloró. Llamó a sus padres para decirles que estaba a salvo y luego llamó a Zhenia, la fundadora de Shum.rave, para decirle que había traído sus USB. "Era un riesgo", dice Dasha. "Si los soldados rusos supieran que soy músico habría un gran problema".

Dasha dice que tanto en 2014 como ahora, Rusia pretendía aplastar la cultura ucraniana. Los locales y bares que acogían a Shum han sido arrasados, y el apartamento de Dasha en Mariupol (en la foto de arriba) es ahora solo un agujero. Pero a pesar de todo, ella sonríe. Está feliz de estar en territorio ucraniano y orgullosa de hacer lo que puede para luchar por su país.

Shum.Rave ha publicado una recopilación de música producida por artistas de la región del Donbás, que va desde el noise hasta el experimental, pasando por el rap y el techno. Todo lo recaudado se destinará a la defensa de Ucrania: puedes comprarlo en este enlace.

CLOSER

Closer, en Kiev, ha sido fundamental en la definición del underground ucraniano desde que abrió sus puertas en 2012, acogiendo a artistas como Moodymann, Helena Hauff y Ricardo Villalobos en su pista de baile humeante e iluminada por luces estroboscópicas; además de proporcionar un espacio para que un sinfín de artistas locales se curtieran. Los países ex soviéticos suelen sufrir crisis de identidad al vivir bajo la sombra amenazante de Rusia, pero Closer creó una revolución cultural vibrante y única que se duplicó como una peineta gigantesca frente al control soviético.

Hoy Sergey Vel charla desde el jardín de Closer. El espacio está vacío, salvo por una bola de discoteca que cuelga sobre unas cubiertas desgastadas, pero es fácil imaginar el lugar repleto de bailarines brillantes, con el humo de los cigarrillos en el aire. Closer utiliza su moderna cocina actualmente para suministrar hasta 300 comidas al día al Monasterio de Pokrov, al Instituto de Pediatría, Obstetricia y Ginecología, al Hospital Infantil de Ohmatdet y a las Fuerzas de Defensa Territorial de Ucrania. En el hotel cercano de Closer, los voluntarios fabrican cócteles molotov, redes de camuflaje y bloques para las carreteras.

A pesar de que el club está cerrado, el negocio se ha paralizado y su comunidad está sirviendo en primera línea, el estado de ánimo que prevalece es de positividad. "Estamos contentos porque sabemos lo que tenemos que hacer", dice Sergey. "El pueblo ucraniano se ha unido y sabemos lo que es importante".

Sergey termina con una anécdota. "Mi amigo encontró un coche nuevo en la calle con el depósito lleno y las llaves puestas. Esperó un par de horas para ver si alguien venía a buscar el coche y, cuando nadie lo hizo, lo llevó a él y a su familia a un lugar seguro. Entonces buscó en la guantera y encontró una matrícula y un número de teléfono. Llamó al número y un hombre lo cogió y le dijo: " Tienes mi coche? Bien. Tengo cinco. Pensé que alguien podría necesitarlo. Así que tómalo, y cuando esto termine puedes devolvérmelo". Sergey sonríe. "Es difícil y triste, por supuesto. Pero también hay momentos hermosos".

Apoya a Closer aquí.

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